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Fotografía de EME Cabanyes recibiendo un premio
1/05/2021

DE TÚ A TÚ – Eme Cabanyes: «Hay un sinfín de ideas para potenciar la accesibilidad digital; solo hay que querer hacerlo y darles prioridad»

«Eme Cabanyes es la versión digital de Mireia Cabañes, una joven valenciana bastante inquieta que a, través de la comunicación y del marketing, busca un mundo mejor. Mi filosofía de vida es ‘Cambia la ‘N’ de ‘no puedo’ por la ‘y’ de ‘yo puedo’».

Con 7 años, a la influencer Eme Cabanyes le diagnosticaron sarcoma de Ewing en el fémur izquierdo, con pocas esperanzas de vida. Una enfermedad que le hizo perder una pierna. Mireia superó el cáncer y adoptó su filosofía de vida, que aplica en todos sus proyectos, personales y profesionales. Eme Cabanyes es experta en comunicación y marketing, sector en el que ha desarrollado varias iniciativas emprendedoras. A sus 33 años, ha sido empresaria, embajadora de Levante de la Cátedra Fundación Konecta-URJC para el fomento del emprendimiento de las personas con discapacidad y miembro de Fundación Universia, entre otras dedicaciones. En todos los casos, con un foco claro en la promoción de la accesibilidad, la inclusión y el impacto social positivo. Además, es una gran deportista e incansable viajera.

En 2019, ganó el premio ‘Digital Jove’ en la categoría de ‘Accesibilidad’. En la actualidad, está realizando su doctorado, con la investigación ‘El emprendimiento como estrategia para el empoderamiento de la mujer con discapacidad y su impacto directo en la economía’.

Has desarrollado tu carrera profesional en el ámbito de la comunicación y el marketing social y accesible. ¿Qué significa para ti la accesibilidad digital?

Acceso íntegro al mundo digital (internet y las TIC) y todo lo que ello conlleva. Es decir, para mí, la accesibilidad digital significa que toda persona, sea cual sea su discapacidad, su situación económica o social pueda tener acceso a esta tecnología de manera autónoma. Yo me suelo centrar bastante en la diversidad funcional, puesto que es la que más domino y en la que más veces he vivido de cerca la brecha digital.

 

Cómo profesional de la comunicación y de Internet, ¿cuáles son las principales barreras para la accesibilidad digital que encuentran las personas con discapacidad? 

Según un informe elaborado por la OMS, en 2018, en el mundo hay alrededor de mil millones de personas con algún tipo de discapacidad. Una cifra muy alta para que todavía existan empresas, entidades públicas o particulares que no se tomen en serio la accesibilidad. Y es que es muy triste saber que, si no te toca de cerca, no sepas que existe. Por ello, se necesita de más personas que la visibilicen. En un principio, las únicas barreras a las que las personas con discapacidad se enfrentaban eran, simplemente, de acceso a la información. A día de hoy, que internet lo es todo, y más a raíz de la pandemia, la limitación es brutal. Las personas con discapacidad pueden tener problemas tales como: coger cita médica, hacer una transacción del banco, hacer la compra online, acudir a clase, etc. Estas limitaciones, perjudican la calidad de vida de estas personas. Esas barreras están no solo en las empresas responsables de la tecnología de los dispositivos y las propias aplicaciones en sí o páginas web, sino, también, en las leyes.

«Los servicios fueron creados para estar a disposición de la sociedad, sin embargo hay muchos que, por falta de accesibilidad, no lo están. Imagínate que un profesor sube un vídeo a Youtube con una clase, pero no pone subtítulos ni descripción por audio. ¿Una persona sorda o ciega tendría acceso a la información académica que el profesor quiere impartir?»

Hablo con ejemplos porque es la forma más fácil de que la gente lo entienda. Muchas veces cuando doy charlas les hago ver a los asistentes que, si no comunican para todos, están perdiendo posibles ventas. Imagínate que tienes una agencia de viajes que vende online, pero tu página web no es accesible. Una persona con problemas de visión jamás sabrá que existes y, por lo tanto, no comprará ninguno de tus paquetes. Hay que hacerles ver que las personas con discapacidad también viajamos, compramos y nos entretenemos y que, nos guste o no, requerimos de ciertas necesidades, tales como la accesibilidad digital.

¿Qué falla para que, a pesar de todos los avances a nuestro alcance, sigamos teniendo grandes brechas en lo digital?

Gracias a la iniciativa europea ‘eEurope- Una sociedad de la información para todos’, se han logrado numerosos avances, aunque los logros van muchísimo más lentos de lo estipulado. Dicha iniciativa pretendía que en 2010 todos los sitios web públicos fuesen accesibles. Luego, se pasó al 2020 y ya estamos en 2021. Es decir, diez años después, y todavía te encuentras alguno que no lo es. El principal reto es que todas las entidades públicas, gobiernos, ayuntamientos, universidades, etcétera, así como empresas de primera necesidad, apliquen la accesibilidad a todo su negocio. Así como que toda página web o aplicación móvil destinada a educación cumpla los requisitos mínimos de accesibilidad. Por otro lado, como país que vive, en gran medida, del turismo, este sector también tiene un reto digital bastante importante.

Y, por último, la concienciación. De nada sirve que estos sectores dediquen recursos para ser más accesibles si la propia sociedad no es consciente de la necesidad. Por eso, se necesita de personas que prediquen, y no solo con su ejemplo, sino que, además, den voz a esta necesidad. Se necesitan más influencers con discapacidad y que, entre todas las cosas que defiendan, esté la accesibilidad.

En 2017, participaste en el acto central del Día Mundial de Internet, en el Senado, para hablar sobre «la necesidad de un mundo online más accesible». Desde tu experiencia, ¿en qué líneas habría que trabajar para alcanzar ese objetivo?

El problema con este tema no son precisamente los presupuestos, ya que hay capacidad de sobra, tanto por conocimiento, como por recursos de los gobiernos y de las empresas de cada región para poder saltar esas barreras y tener una tecnología universal, al alcance de todas y todos. Falta concienciación. Por lo que, entre otras cosas, hacer campañas con este objetivo beneficiaría mucho a las personas con discapacidad. Se puede trabajar desde numerosas líneas: campañas de concienciación; incentivos fiscales para todas aquellas empresas, grandes o pequeñas, que apuesten por la accesibilidad digital; una normativa que obligue a según qué empresas o entidades a cumplir el requisito mínimo de accesibilidad, o ampliar la oferta formativa, entre otras. Se me ocurre, incluso, que los estudiantes de diseño e informática puedan tener alguna fórmula de colaboración para que puedan aplicar sus conocimientos de accesibilidad en el mercado laboral.

«¡Hay un sinfín de ideas para potenciar la accesibilidad digital, solo hay que querer hacerlo y ponerlo como prioridad en los objetivos gubernamentales!»

Como comentabas, la pandemia ha dejado patentes la falta de preparación en servicios como la atención o las citas telefónicas, que no son accesibles para gran parte de personas con discapacidad, así como el impacto de factores como la situación económica en el acceso físico a las tecnologías. 

Creo que todavía no se ha llegado a esa conciencia real y total sobre las barreras tecnológicas que existen. Ha llevado muchos años concienciar al mundo en torno a las barreras arquitectónicas y ahora, en plena era digital, es cuando toca realmente pedir a las Administraciones y empresas que inviertan ahí. El futuro va a ser totalmente tecnológico y, tarde o temprano, tendrán que dar el paso. Cuanto antes, mejor, porque ese futuro ya lo tenemos presente, más aún desde la pandemia. Es falta de información, de conocimiento o de perspectiva. Por eso, las charlas y campañas de concienciación son súper importantes. Hay quien se piensa, también, que hacer algo accesible es mucho más caro que no hacerlo. Piensan en el coste y no en los beneficios que esa accesibilidad les puede aportar, y eso es un error.

Se habla, frecuentemente, de la falta de transferencia entre el mundo de la investigación -universidades, centros tecnológicos,…- y empresa. ¿Cuál crees que podría ser la mejor manera de acercar ambos mundos?

Es cierto que, cada vez más, las investigaciones que provienen de proyectos universitarios o doctorandos están asociadas a la empresa privada. Por lo que creo que la cosa va en buen camino, pero todavía queda mucho por hacer. Entre otros puntos, tiene que cambiar la ley de educación y de jóvenes investigadores. O sea que no se trata solo de fomentar la accesibilidad, hay otros pilares que también hay que solucionar. Por ejemplo, en Valencia, cualquiera de las universidades podrían firmar convenios con empresas tecnológicas o, incluso, con iniciativas como Lanzadera, para llevar a cabo proyectos en común y, de esta forma, llamar la atención de los estudiantes para querer formar parte de esos proyectos que busquen solución a los retos de accesibilidad del futuro. Eso sí, para que el estudiante pueda dedicarle las 8 horas laborales necesarias a la investigación, deberá recibir un contrato predoctoral o algún tipo de dotación económica.

¿Qué papel debería jugar el sector público?

Pues el papel más esencial que existe. Aparte de ser el organismo que debe predicar con el ejemplo, debe destinar presupuestos para hacer llegar internet y toda la tecnología básica a todas las personas que no dispongan de ella. Así como hacer campañas de concienciación. Y desarrollar normativa que beneficie y agilice la accesibilidad digital en nuestro país.

«La accesibilidad está contemplada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible por lo que, si hubiera un comité dentro del Gobierno dedicado a mejoras de este tipo, seguro que surgirían mil ideas e iniciativas».

En los últimos años, has sido galardonada en la III Convocatoria de Premios del Consejo Social para Jóvenes Investigadores de la URJC y has decidido centrarte en tu doctorado, con la investigación ‘El emprendimiento como estrategia para el empoderamiento de la mujer con discapacidad y su impacto directo en la economía’. ¿Qué objetivos te planteas?

Me gustaría, aparte de fomentar este tipo de investigaciones, demostrar, con hechos y datos, que, si las políticas sociales apostaran más por el emprendimiento de mujeres con discapacidad, los beneficios económicos serían muy positivos. Hay muchísimas mujeres que, tras largos periodos en paro, por falta de educación o de creencia en sí mismas, no se atreven a emprender, dando por perdida su vida profesional. De este modo, su calidad de vida empeora y es imposible salir del rango de exclusión social. Sin embargo, si se les ofrecieran más recursos o herramientas accesibles y especiales a sus necesidades, algunas se atreverían a elegir el autoempleo. No puedo contar más, porque está todo en estudio y es un proceso largo y complicado, por la falta de datos.

«A través de mis redes sociales, trato de ser un ejemplo para todas ellas. Hay que tratar de visibilizar y normalizar (aunque esta palabra no me guste) la discapacidad. Lo que más me está costando es que las marcas confíen en la diversidad como valor añadido».

¿Ves posible hablar de la accesibilidad digital universal como una realidad en el corto o medio plazo?

Por desgracia, no. Es una pena porque tenemos una tecnología muy avanzada pero, por motivos que desconozco (aunque imagino que por intereses económicos), no la tenemos a nuestra disposición ya. Por ello, creo que estaríamos -más bien- en el medio a largo plazo, y más ahora, con el Covid-19. Que es cuando más se necesita, pero cuando menos tiempo y recursos estamos dedicando ¡Ojalá me equivoque y sea a medio plazo! Pero, para ello, tenemos que trabajar muy duro y muy unidos.

¿Cuáles son los nuevos retos que se plantea para su futuro Eme Cabanyes?

Pues, ahora mismo, estoy en un cambio rotundo de vida, precisamente por la discapacidad y sus consecuencias. Estoy centrara en mi salud, pero sin abandonar mis ideales. Quiero conseguir buenos resultados en la investigación y poderlos llevar a cabo y beneficiar, de algún modo, al colectivo. Me gustaría dedicarme tanto a asesorar a las mujeres con discapacidad, como a formar a jóvenes del futuro.

«Una de las cosas por las que estoy haciendo el doctorado es para poder ejercer de profesora universitaria. Por otro lado, estoy entrenando duro en surf adaptado para poder llegar a ser parte del equipo nacional y quién sabe si llegar a unas paralimpiadas. Además, a través de las redes sociales y de mi blog, trato de hablar sin tabúes sobre la discapacidad y de normalizar la situación»

Desde estos canales busco, también, ayudar a quienes pasan por malos momentos, poniéndome a mí como ejemplo. Y la verdad es que los emails o mensajes de agradecimiento que recibo, no tienen precio.

Por ultimo, no pienso de dejar de luchar, de hablar y de reivindicar, la falta de accesibilidad en el entorno digital. Porque, muchas veces, las personas corrientes tenemos a nuestro alcance opciones gratuitas que no sabemos ni que existen. Si las descubrimos y utilizamos, ayudaremos a mejorar esa accesibilidad.